Sinopsis
Si hay un director calificado en Latinoamérica para hacer una película sobre la persecución que la Iglesia Católica realizó a través del Santo Oficio en el siglo XVI, ese es Arturo Ripstein. Habituado a desmenuzar, casi a diseccionar los conflictos del ser humano hasta sus mínimos detalles, solo él podía realizar la película que el tema merece. Basado en el guión elaborado en colaboración con José Emilio Pacheco, Ripstein describe como un sacerdote dominico que asiste al funeral de su padre se entera por primera vez que su familia judía conversa sigue en secreto los ritos judíos. El seguir los ritos judíos es suficiente para que la Santa Inquisición, en este caso la sucursal mexicana, secuestre, torture e incaute los bienes de la familia. Solo hace falta una denuncia y más aún que el denunciante es el propio hijo, un sacerdote dominico. En este caso, todas las atrocidades son causadas por la propagación de una peste, que para los obispos y cardenales de la iglesia católica es un claro indicio de la maldad de los judíos. Son los judíos quienes han causado la peste, por lo tanto hay que exterminarlos y quedarse con sus bienes. Como todos los filmes de Arturo Ripstein, es imposible dejar de ver "El Santo Oficio" porque atrapa desde un principio, aunque el sabor sea tan amargo, profese el espectador la religión que profese.
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